Monólogo de Prometeo
1er momento Prometeo gime y clama a la madre
naturaleza, los llama y les cuenta de sus padecimientos.
(…) ¡Éter divino, vientos de
rápidas alas, aguas de los ríos, sonrisa innombrable de las olas marinas!
Tierra, madre común, y tú, Sol, ojo al que nada se oculta, yo os invoco en este
lugar: ved lo que un dios se ve obligado a sufrir por obra de los dioses.
«Contemplad el oprobio con que se me aflige y
que habré de padecer durante días incontables. ¡Estos son los lazos de infamia
que ha imaginado para mí el nuevo señor de los bienaventurados!
¡Ay de mí!, que lloro
por los males presentes y por los que me esperan. ¿Después de qué pruebas
brillará para mí el día de la liberación? «Mas ¿qué digo? ¿Acaso no sé ya de
antemano todo lo que me espera? Ningún infortunio me vendrá que no haya
previsto.
2do
momento Prometeo
explica el porqué de su desgracia, la venganza de Zeus y la llegada de la
hambrienta águila que se alimenta de sus entrañas.
Es preciso aceptar
nuestra suerte con ánimo sereno y comprender que no puede lucharse contra la
fuerza del Destino. Y, no obstante, ni puedo hablar de mis desdichas ni puedo
callarlas. Grande es mi desventura, pues por haber favorecido a los mortales
gimo ahora abrumado bajo este suplicio.
Un día, en el hueco de
una caña, me llevé mi botín, la chispa madre del fuego, robada por mí, y que se
ha revelado entre los hombres como el maestro de todas las artes, un tesoro de
inestimable valor. Esta ha sido mi culpa y por esto me veo castigado así,
clavado en esta roca bajo la inclemencia del Cielo.
¿Qué rumor, qué aroma divino ha llegado hasta
aquí? ¿Procede de un dios o de un hombre, o de uno que participa de ambos?
¿Vendrá acaso hasta esta roca, límite del mundo, a contemplar mis sufrimientos,
o a qué vendrá? ¡Ah! Mirad a un dios encadenado y sujeto a todas las miserias.
Soy el enemigo de Zeus, el que se ha atraído el odio de cuantos frecuentan su
mansión, por haber amado demasiado a los hombres. ¡Ah! ¡Ah! ¿Qué rumor de aves
oigo cerca de mí? Un suave batir de alas hace vibrar la brisa. Todo lo que se
acerca me produce espanto.
(El águila se come las
entrañas de Prometeo)
3er
momento Prometeo
sufre por haber amado tanto la raza humana.
Apenas se había sentado
en el trono paternal, repartió sin tardanza los honores entre los diversos
dioses y empezó a ordenar las jerarquías en su imperio. Pero en ningún momento
se le ocurrió pensar en los míseros mortales. Quería, por el contrario,
aniquilarlos y crear una nueva raza. Sólo yo me opuse a este proyecto; sólo yo
me atreví; yo liberté a los hombres y evité que se vieran precipitados y
destruidos en el Hades.
Por esta causa gimo hoy
bajo el peso de tales tormentos, dolorosos de sufrir y cuya vista despierta la
piedad. Por haberme compadecido de los mortales, me veo yo tratado sin
compasión, sometido a un castigo implacable. ¡Espectáculo vergonzoso para ti Zeus!
(…)
4o
momento Prometeo
se dirige a Zeus, lo desafía valerosamente y entrega el secreto a los hombres.
Te veo en el cielo Zeus
entre nubes y truenos, como si fueras un niño juegas a destruir montañas, pero
tienes que dejarme en mi hogar hecho con el sudor de un mortal y mi fuego que
tanto envidias,
no hay nada más pobre
bajo el sol que vosotros dioses, os alimentáis de los alientos de las oraciones
y vivirías en la miseria si no fuera por los pobres y los mendigos llenos de
temor, deseosos de una esperanza,
y si, si Zeus hubo un
tiempo en el que yo dirigí mi mirada extraviada al cielo buscando un
misericordioso que oyera mis quejas, un corazón que se apiadara de mí,
¡Pero nadie me
escucho!, quién me ayudo a luchar contra los titanes de la vida, quién me salvo
de la esclavitud de la muerte,
Adorarte ¿para qué
Zeus?, mejor revuélvete en tu propia idolatría,
¿Has curado alguna vez
los dolores del enfermo?,
¿Has viciado alguna vez
las lágrimas del triste?, nunca Zeus, aquí me tienes,
Sembráis una nueva raza
de hombres libres que sufran como yo, que lloren como yo y sobretodo que no te
respeten como yo.
La tierra se agita, con dolores te canto, es
el aviso, el momento ha llegado, una nueva raza de hombres libres amanece, cada
rayo es una esperanza y una luz hacia el futuro, pero el futuro ya se ha hecho
presente,
¿Queréis saber mi
secreto?, mirad al cielo y no he parado de gritarlo y los sordos todavía no lo
han escuchado, este es mi secreto, pueden liberarse de las cadenas que los
atan, la dignidad los hará libres, el conocimiento los hará libres, la libertad
existe si el hombre la busca, ¡Prometeo les dice: búsquenla, salgan y búsquenla
porque la libertad existe!
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